El cante hondo, serio y transcendente
Artículo de Manuel Chaves Nogales, inédito desde 1922.

El cante hondo es una de las pocas cosas serias que quedan en España. Hace un siglo las canciones populares e Andalucía, que empezaban a languidecer con el progresivo acabamiento espiritual de la sociedad española, (…)*endaron en el alma popular, buscaron refugio en la subconciencia de la gentes cultas que quedaban fuera del menguado recinto espiritual de nuestra moderna ciudadanía, y esa hondura, ese cauce so(…)rado de su alto valor artístico y emocional, es la razón de que sea "jondo" el cante popular de Andalucía. Este cante es, sin embargo, el mismo que Estébanez Calderón degustaba intelectualmente, cuando la guitarra frecuentaba aun la sala de (…)rado de la casa andaluza, y andaba en mano de lechuguinos y damiselas.

En unos años de estupidez, las canciones populares de Andalucía fueron proscritas y su culto relegado a las clases más rezagadas y humildes que tuvieron a orgullo el ser depositarias de esta tradición artística e hicieron, con un indesechable afán artístico, una verdadera religión del cante, con su complicada liturgia, sus misterios insondables y su sacerdocio, que guardaba como oro en paño a través de las generaciones la esencia de las canciones populares, hasta el punto de que hoy mismo sea posible hallar en ellas adorables supervivencias que los técnicos llegan a enlazar con los primitivos cantos litúrgicos. Esta ha sido la obra de unas docenas de cantaores feos e intelectuales, que durante un largo período de miopía intelectual han sido el hazmerreir de la gente de cultura.

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